martes, 9 de septiembre de 2008

Relato de un viaje sobre rieles ticos


Resumen: Una crónica escrita en primera persona que narra la experiencia de atravesar San José desde un tren en movimiento, en dos turnos diferentes. Un viaje por la mañana y otro por la tarde, para describir el traqueteo propio del ferrocarril costarricense.


6:57 am en punto. A una cuadra del andén escucho la bocina. Hace diez años cruzó la ciudad por última vez. Hoy, con poco más de seis meses de haber vuelto del coma, el tren urbano es el único servicio costarricense que funciona con puntualidad suiza.

Las máquinas son las de entonces.Las ventanas amplias. Los asientos de cuerdo con brazos artesanados de madera.

Una década y millones de colones después, el tres se mueve de nuevo entre nosotros. Impulsado por el motor del recuerdo, la energía del porvenir o porque el error de político de su cierre ya no se podía sostener más.

Subí en la parada de la Universidad Latina y en las dos horas siguientes veré San José desde una ventana de vagón, perspectiva muy alejada de aquella del bus o el auto.

7:15am. El trayecto de la U a la Estación del Atlántico lo aprovechan casi exclusivamente los estudiantes, enchufados a sus ipod.

Primero San Pedro y luego Barrio Escalante. Como no hay pasos a desnivel, el vagón atraviesa la ciudad tan lentamente que las mariposas entran y salen.

Ya en Plaza Víquez, se llena en tren y cambia el tipo de pasajeros, ahora son oficinistas, técnicos y operarios.El trayecto continúa.

En el tren urbano, uno siente que ve la urbe desde adentro, la vía férrea es la columna vertebral de la ciudad. La última estación conduce a los Precarios de Metrópolis III , al fondo de Pavas, un conglomerado de tugurios arrinconados desde donde comienza el recorrido de regreso unas horas más tarde.

4:36pm. Salimos de Pavas , desde el fondo de la carencia. Los perros escoltan los vagones, los niños saludan, los adultos sólo miran. El tren viaja a 30 kilómetros por hora retratando el paisaje local.

Hogares con las puertas abiertas y adornos navideños en pleno mayo. La explanada del Mercado de Mayoreo, sin gente, sin colores, en medio del silencio de toldos y cortinas metálicas.

Cruzamos el centro de San José a esa hora en la cual la oscuridad empieza a disimular el subdesarrollo.

6:04pm en punto. Abandono el tren en la última parada del este, de nuevo, la U Latina. Bajo la luz violeta que ya casi se convierte en noche, diminutos brotes de Santalucía y Manzanilla siguen creciendo entre los durmientes rieles de acero ticos.



*Texto original escrito por Luis Chaves para Revista Soho de Costa Rica.
Adaptación realizada con fines estrictamente académicos para el curso de Periodísmo Electrónico.


Etiquetas:

1 comentarios:

A las 11 de septiembre de 2008, 16:42 , Blogger Gabriela Mayorga López ha dicho...

C/Práctica A=3,5%

 

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio