lunes, 25 de agosto de 2008

Instantánea conexión

"Juancito Lover te ha enviado una solicitud de amigos para HI5".

Una frase en el buzón de entrada del correo electrónico que puede poner a pensar. ¿Quién es Juancito Lover? ¿Por qué me pide que sea su nuevo aliado virtual si no lo conozco? ¿De dónde saca tal valentía como para nombrarse tan ridículamente?

Y es que el afamado Juancito deseaba que uno fuera su amiga número 4. Los demás eran personajes de películas. El inmediato “rechazar petición” seguido por una burlona sonrisa, marcó una cadena que aunque no fue fructífera, sirve para demostrar el dinamismo con el que se manejan las interacciones en el universo digital.

El conquistador fue refutado, sin embargo, como expone Nicolás Nóbile en su ensayo Escritura electrónica y nuevas formas de subjetividad, la comunicación mediada por computadoras permite saber de individuos y sucesos que podrían estar ocurriendo al otro lado de la esfera terrestre, o inclusive en el mismo espacio si la tecnología así lo permite.

Al parecer, el contacto físico es prescindible. Las palabras se quedan para el monitor al frente nuestro, y las intenciones son traducidas en una corriente de singulares y graciosos emoticones que tratan de mostrar cómo nos sentimos.

Lo mismo sucede con los medios de comunicación. El video más popular o la primicia se montan bajo el sistema de hipervínculos y conexiones que permiten obtener los datos más recientes, todo ofrecido a un clic de distancia.

Los medios electrónicos me dan. Nosotros les damos a estos. La constante retroalimentación conlleva un ir y venir de la información, que transita distancias inimaginables y llega a todo público.

Desde un avión que ha sido secuestrado y se estrella contra los más importantes edificios de una cosmopolita ciudad, hasta una invitación a conocer a un galán empedernido; todo puede ser posible en un mundo digital que se dedica a estrechar las más grandes distancias.

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