martes, 30 de septiembre de 2008

En la era del software social


Era una mañana cualquiera en casa de Paula cuando un fuerte impacto llamó su atención y al dirigió a la ventana. Ahí, a sólo una cuadra de distancia, la plaza de fútbol que había visto desde niña era escenario de una tragedia desencadenada tras la caída del avión que abordaban más de 90 personas.
Mientras los vecinos se acercaban al lugar y llamaban consternados a las autoridades, Paula corrió con su equipo personal, tomó fotografías e hizo video del suceso. Pocos minutos después, usuarios de Internet en todas partes del mundo se enteraron de lo ocurrido con el material que subió y los comentarios que hizo en sus sitios personales dentro de las redes sociales.
Usos como los que en esta ocasión efectúo Paula mediante plataformas como MySpace, Facebook y Twitter son cada vez más comunes entre millones de usuarios de la red, esos que ahora son parte de lo que se define como la proyección Web 2.0 y el llamado software social.
Tal y como lo menciona el Dr. Francisco Campos Freire, en su texto “Las redes sociales trastocan los modelos de los medios de comunicación tradicionales”, el poder adquirido por este nuevo mundo dentro de internet ha “encendido las alarmas en los medios de comunicación tradicionales”.
Y es que este tipo de plataforma, pasó de un simple espacio de ocio y entretenimiento para convertirse en una nueva fuente de información que además, “suma audiencias millonarias, incrementa su publicidad, logra la personalización de los usuarios y rompe con algunas de las barreras de las viejas organizaciones mediáticas”.
Aunque las diferencias entre este mundo de la postmediático y los medios tradicionales continúan existiendo en términos como el tratamiento profesional de la información, la diversidad de fuentes, la contextualización y responsabilidad social, no hay duda, de que este ha llegado a ganar su mérito propio en el mundo de la información.
Sin embargo, aunque el asunto es cada vez más evidente y las nuevas redes continúan apropiándose de aspectos de los medios anteriores, estos aún no terminan de reaccionar. Quizás, como concluye el texto citado, lejos de comparar o minusvalorar uno respecto a otro, el secreto está en la complementación…

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